La Biblia declara que nuestras acciones son el resultado de lo que pensamos en nuestra mente. “Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él…” – Proverbios 23:7. A veces pensamos que nos conocemos bien a nosotros mismos, pero nos engañamos. “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” – Jeremías 17:9. Solamente Dios conoce las intenciones de nuestro corazón, y puede leer nuestro pensamiento.“…porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.” – 1 Samuel 16:7. “…porque Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos…” – 1 Crónicas 28:9. “Yo conozco que todo lo puedes, y que no hay pensamiento que se esconda de tí.” – Job 42:2. “Jehová conoce los pensamientos de los hombres, que son vanidad.” – Salmos 94:11. “Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.” – Jeremías 17:10.
Solamente existen dos alternativas: malos pensamientos que producen malas acciones, y buenos pensamientos, que producen buenas acciones. “Los pensamientos de los justos son rectitud; mas los consejos de los impíos, engaño…Engaño hay en el corazón de los que piensan el mal; pero alegría en el de los que piensan el bien.” – Proverbios 12:5,20. Cristo también enseñó que nuestros actos son el resultado de lo que hay en el corazón del hombre. “¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca las buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca las malas cosas.” – Mateo 12:34-35.
Lamentablemente, el corazón y la mente del hombre natural producen malos pensamientos como resultado de su naturaleza pecaminosa, y porque no conoce a Dios. La Biblia nos describe el verdadero estado del corazón del hombre. “Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, hacen obras abominables; No hay quien haga el bien.” – Salmos 14:1. “Porque lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias.” – Mateo 15:18-19. En estos días existe una condición similar a la que hubo en los días de Noé: la gran mayoría de la humanidad ha escogido el camino del mal, debido a que la maldad surge cuando el corazón no está regenerado por el amor de Dios. ¿Cuánto aborrece Dios el corazón que produce malos pensamientos? “Y ninguno de vosotros piense mal en su corazón contra su prójimo, ni améis el juramento falso; porque todas estas son cosas que aborrezco, dice Jehová.” – Zacarías 8:17.
Sólo Dios conoce nuestro corazón carnal con tendencias hacia el mal, y El ha provisto los medios para transformarlo en un nuevo corazón. Usted debe apartar de su mente los malos pensamientos, y experimentar una limpieza de su corazón. “Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor no me habría escuchado.” – Salmos 66:18. “Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.” – Isaías 55:6-7. “Lava tu corazón de maldad, oh Jerusalén, para que seas salva. ¿Hasta cuando permitirás en medio de tí los pensamientos de iniquidad?” – Jeremías 4:14. “Y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.” – Hebreos 10:21-22.
Esto es lo que se conoce como la conversión o el nuevo nacimiento. Usted recibe un nuevo corazón cuando, por medio del Espíritu Santo, se aparta del mal y vive una nueva vida de obediencia a los mandamientos de Dios. “Por tanto, yo os juzgaré a cada uno según sus caminos, oh casa de Israel, dice Jehová el Señor. Convertíos, y apartaos de todas vuestras transgresiones, y no os será la iniquidad causa de ruina. Echad de vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué moriréis, casa de Israel? – Ezequiel 18:30-31. Toda persona que nace de nuevo experimenta una transformación, y entonces su mente piensa en las cosas espirituales. “Porque los que son de la carne, piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.” – Romanos 8:5. “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. Porque, ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.” – 1 Corintios 2:14-16. La lectura de la Palabra de Dios es esencial para que El nos revele lo que hay en nuestro corazón. “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” – Hebreos 4:12. Su Palabra y su ley deben estar grabadas en nuestro corazón para no pecar contra El en nuestra conciencia. “La ley de su Dios está en su corazón; por tanto, sus pies no resbalarán.” – Salmos 37:31.
Oremos para que siempre dependamos del poder de Cristo y de su Espíritu Santo para poder vencer la tentación. “No dejes que se incline mi corazón a cosa mala, a hacer obras impías con los que hacen iniquidad; Y no coma yo de sus deleites.” – Salmos 141:4. “Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.” Hebreos 2:18. Mantengamos nuestras mentes y corazones puros, pues solamente gente santa morará ante la presencia de un Dios santo. “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.” – Mateo 5:8.
Autor: Pastor Roberto Díaz Arroyo.
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