Breve Historia de los Niños en la Bíblia

Breve Historia de los Niños en la Bíblia

Los niños en el Antiguo Testamento

En el Antiguo Testamento vemos a la temática de la niñez ligada fundamentalmente a la Alianza con Dios y la Ley. Es decir, los niños y las niñas era importantes en cuánto son herederos y como proyecto futuro que llegan a ser signo de las promesas de Dios. Desde la perspectiva del Antiguo Testamento los niños sólo se vuelven valiosos cuando alcanzan la edad para celebrar la liturgia de los adultos cumpliendo los ritos correspondientes. Las niñas en cambio adquieren valor por su maternidad. Existen textos importantes de la época de los patriarcas que expresan la bendición y protección de Dios a la niñez: Génesis 21:9-17 el caso de Ismael; Éxodo 1-2 el nacimiento de Moisés.

En el Antiguo Testamento un matrimonio no se concebía sin desear tener muchos hijos, así el niño era un don de Dios (Gn. 33:5; cf. Gn. 4:1; 16:3; 30:2-6) y el tener hijos una recompensa (Sal. 127:3-5; 128:1-3). Por otro lado, la esterilidad y la falta de hijos era una gran desgracia (Gn. 30:1), un profundo oprobio, vergüenza (1 Sam. 1:5; Is 4:1; Lc 1:25), un castigo de Dios (Is. 47:9; Jer. 18:21; Os. 9:12). Cuando se cometía el adulterio el castigo era no tener hijos (Lev. 20:21). Ellos eran muy esperados desde la perspectiva de la continuidad de la familia y el linaje (1 Sam. 4:20; 2 Sam. 18:18; Rut. 4:13-15; Sal. 127:3-5).

Si una mujer tenía muchos hijos era más bendecida (1 Sam 1:1-7) y también traía autoridad al padre o jefe del clan (Sal. 128:3). Así mismo los hijos son “la corona de los ancianos” (Prov. 17:6). De forma importante, para el judaísmo el primer mandamiento es fructificad y multiplicaos. La primogenitura era muy valorada en los libros de la ley ya que gozaba de ciertas prerrogativas; por ejemplo, mientras vivía su padre tenía la preferencia entre los hermanos (Gn. 43:33). A la muerte del progenitor recibía el doble de la herencia (Dt. 21:17)  y se transformaba en la cabeza de la familia.

Aunque también por falta grave el primogénito podía perder la primogenitura como Rubén por el incesto (Gn 35:22). En otros textos como Gn. 49:3-4 y 1 Cro. 5:1 se podía vender la primogenitura como lo hizo Esaú (Gn. 25:29-34). Sin embargo, la ley protegía al primogénito (Dt. 21:15- 17). Así mismo, hubo un explícito mandato de Dios que Jehova (YHHW) aborrecía los sacrificios de los niños (Lev 20:2-5). Este mandato muestra que las naciones y religiones circundantes sí practicaban este acto horroroso. El sacrificio de Isaac muestra que Dios es un Dios de la vida (Gn. 22). Así también, los levitas eran consagrados como sustitutos de los primogénitos del pueblo (Num. 3:12-13; 8:16-18).

Los niños en el Nuevo Testamento

La niñez en el Nuevo Testamento tienen un protagonismo inusual, un valor que no existe en la cultura grecorromana. Primero lo vemos en los textos que relatan la infancia de Jesús en los llamados “Evangelios de la Infancia”. En ellos se recoge la figura de Emanuel y se presenta a Jesús-niño con rasgos adultos. Por otro lado, en libro de Marcos no se habla del Jesús niño. La matanza de los pequeños por Herodes muestra una práctica de ese tiempo que nos causa un choque cultural muy impresionante.

Según Mt 2:16 algunos tenían por costumbre el infanticidio o asesinato de niños, algo que el judaísmo ya lo había denunciado pero que entre los Griegos y Romanos se usaba por varios motivos, por ejemplo: El control de la población y las situaciones de poder como cuando el Rey Herodes por su cargo que tiene le asiste el derecho de matar incluso niños.

La actitud de los discípulos de rechazar a la niñez en Mt 19:13 muestra la cultura de maltrato en la que vivían. Los niños y las niñas era considerados esclavos hasta que lleguen a la mayoría de edad y eso aún dependía de su padre como explica Gal. 4:1: “Lo que quiero decir es que mientras el heredero es niño es como si fuera un esclavo, aunque sea dueño de todo”. En líneas generales, en las culturas de la antigüedad (AT y NT) se maltrataba a la niñez desde acciones terribles como matanzas a niños o infanticidio. También existía la exposición de niños o la acción de abandonarlos, y el maltrato cultural desde considerarlos invisibles y seres humanos incompletos.

Sin embargo es Jesús quien dignifica a la niñez, tanto así que su mensaje del Reino de Dios es tan radical que si no somos como los niños no podemos entrar en él. Mantengamos pues la misma actitud y práctica de nuestro Salvador de visibilizar a los niños y niñas en todo espacio en los que se desenvuelven, especialmente en la iglesia en donde no solo los debemos ver como sujetos receptores de las enseñanzas que proveemos, sino también como vehículos de la Palabra de Dios para nuestras vidas desde un rol protagónico como nos muestra el evangelio en Lucas 2:52.

 

Autor: Josías Espinoza . Pastor evangélico de las Asambleas de Dios del Perú. Biblísta y Teólogo.

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